sábado, 8 de noviembre de 2008

Abriendo fuego: Pijo´s War


Se cumplen hoy, exactamente, 20 años, que recibí la primera carta de Luigui desde Granada. Estaba recién llegado a Madrid, pasadas ya las novatadas, peinado con una raya bien definida en mi cuero cabelludo, y con mis jerseys y pantalones de pinzas (porque mi madre insistía en que a la Universidad había que ir elegante). La carta era escueta pero densa, y se abría con un gigante letrero en el que se leía "KELLY!", y un saludo "¡Hola 'Rockabilly'!".

Era el año del "Live After Death" y de Alex y Cristina, y la época en la que faltaba pared en nuestras habitaciones para colgar posters de nuestros grupos favoritos, y, por supuesto, de las chicas más en forma del panorama metalero: las componentes de Vixen, Lita Ford, y, como no, nuestra Diosa: Doro Pesch.

En aquellos años nuestra pasión era la música (jevi, por supuesto), y el botellón consistía en acercarse a La Barraquilla a que nos llenaran de cerveza de barril una botella de Font-Vella por 75 pesetas. Nos divertíamos mucho, pero había otros que parecían divertirse más: en las Cuatro Calles un incipiente grupo de jovenes, cuyo fondo de armario repleto de ropa de marca parecía no tener fin, y que detestaban Pedra Forca por esa ruidosa canción de AC/DC que sonaba indefectiblemente una noche tras otra, y que para nosotros era como un caño de agua en mitad del desierto (bendita "You Shook Me All Night Long"), parecían hacerse con el control de las calles. Eran los "pijos". Nuestros enemigos.

Otros enemigos eran David Summers, Duncan Dhu, Tenesse, Cómplices, o La Dama Se Esconde... pero ellos no pululaban por nuestras calles.

Ellos eran la semilla que despertaba la imaginación de Luigui, la tinta que cargaba su pluma.

Esta fue la primera historieta que recibí de Luigui en aquel entonces, y que ahora desclasifico para disfrute de los que vivieron aquella época.


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