Apenas tres semanas desde que recibí la primera carta de Luigui me llegó la segunda, esta dirigida ya a Manolo, alias "Melenas", y a mi, lo que me hace pensar que Manolo (el muy malandrín) se libró de las novatadas y llegó al colegio bien entrado el año académico.
Pero esas tres semanas dieron para mucho en Madrid. Dos conciertos, dos buenos trallazos de jevi metal, mi bautismo de fuego en el rock en directo. El primero de ellos fue una fiesta organizada por el programa de radio DiscoCross para celebrar su 10º Aniversario (increíble, pero en aquella época no había emisoras de radio en Almería que transmitieran jevi metal, y en Madrid un programa celebraba su 10º Aniversario). Me gustaría tener recuerdos de aquel concierto en la Sala Rock Club, pero para qué nos vamos a engañar... no recuerdo absolutamente nada. Una pena porque las sensaciones serían numerosas e intensas. Actuaban Barón Rojo, Jupiter, Ñu, y Niagara, ahí queda eso, las cuatro bandas punteras del jevi español, en los tiempos de mallas ajustadas, chupas de cuero y tachuelas, parches a la espalda, muñequeras de pinchos, y el pelo cardado hasta la raíz.
Una semana más tarde nos metimos en la mítica Sala Canciller a ver a los Uriah Heep. Qué hacía yo allí aquel día es todo un misterio para mi hoy, si tenemos en cuenta que no conozco ni una sola canción de este grupo. Imagino que me pudieron las ansias, y los años de carencias metálicas en este barrio que sigue siendo Almería me hicieron acudir como el pobre agarraría mendrugos de pan en la casa del rico.
Manolo y yo reportamos nuestras vivencias a Luigui que de inmediato nos respondió con otra carta y otra joya de comic. Todo sigue girando en torno a la música: lo más IN eran los U2, que eran bastante chulisputis, aunque Danza Invisible no le iban a la zaga con su "Sabor de amor", sin olvidarnos de Un pingüino en mi ascensor, o el rotundo llenazo de Mecano en el Hammersmith de Santa Fé al que asistieron más de diez millones de personas.
Por otro lado, Ratt pegaba fuerte con su "Reach For The Sky", mi tupé vibraba al ritmo de los Keepers de Helloween, el Calbache (que estaba como una cabra) se volvía cuerdo con los Metallica, y Sala X empezaba a despuntar en los ambientes rockeros de Almería.
Luigui nos pidió que le encontraramos algún "pirata" de Iron Maiden, y ahora me vienen los recuerdos de cuando existían los discos "piratas", y de como se ocultaban tras los mostradores de El Rastro de Madrid como si fueran auténticos tesoros. Y recuerdo también de los negocios que se montaron algunos grabando en cassetes desde vinilo y vendiendo las Sonys y las TDKs al por mayor, 300 pesetas las de 60 minutos, 500 las de 90, ¿dónde estaban Teddy Bautista y Ramoncín? Supongo que por aquel entonces había todavía gente que escuchaba su música. Hoy en día son hienas, mientras que otros, como AC/DC, siguen llenando estadios, y las entradas de sus tres conciertos en España vuelan como caramelos a la puerta de un colegio.
Bueno, no me extiendo más, y demos paso a lo bueno. Todos estos recuerdos estaban magistralmente aderezados con una galería de ilustraciones, y un comic a dos páginas que ahora comparto con vosotros.